¿En qué consiste el sueño norteamericano? En un alto ejecutivo corporativo que ha trabajado muy duro para salir del puesto más bajo de la empresa invirtiendo ochenta horas de trabajo a la semana. O bien, es el empresario que comenzó un negocio como pasatiempo y que se convirtió en una compañía multimillonaria. También es el adolescente que durante un verano trabajó entregando mercancía y que ahora tiene su propia franquicia de la empresa. El sueño norteamericano significa que se puede lograr lo que se proponga trabajando duro por ello.
Con frecuencia, ese sueño se vuelve realidad—es posible amasar una fortuna con muchas ganas, largas horas de trabajo y una buena oportunidad. Pero vez tras vez, ese sueño se convierte en una pesadilla cuando viene a cobrar su factura: relaciones interpersonales destruidas, salud precaria y la pérdida del alma. Por eso el Señor Jesús dijo:
“Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? (Mateo 16:26)
¿Considero que mi trabajo es la principal fuente de mi identidad?
¿Me concentro en los detalles y listas de cosas pero se me dificulta empezar con lo importante?
¿Se me dificulta organizar mi tiempo?
¿Se me hace difícil sentirme satisfecho con el resultado final?
¿Siento que el trabajo me está controlando?
¿Me aseguro que otros sepan lo mucho que trabajo?
¿Me molesta que los demás no trabajen tan arduamente como debieran?
¿Me siento culpable cuando tengo tiempo libre para divertirme?
¿Me fatigo con frecuencia?
¿Pongo el trabajo antes que mis seres queridos?
¿Siempre estoy hablando de mis actividades?
¿Temo que otros piensen que no trabajo lo suficiente?
¿Tengo dificultad para decir que no?
¿Siento que cuanto más trabajo, más agrado a Dios?
¿Siento más devoción al trabajo que al Señor?
“Volvió, por tanto, a desesperanzarse mi corazón acerca de todo el trabajo en que me afané…” (Eclesiastés 2:20)
La necesidad de probar que valgo—buscando mi valor personal
La necesidad de producir—buscando reconocimiento
La necesidad de protegerme—evitando relaciones íntimas
La necesidad de ser perfecto—siendo rígido e inflexible
La necesidad de prosperar—centrándome en las posesiones materiales
La necesidad de complacer—considero que Dios exige mucho
“Y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado, a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada”. (1 Tesalonicenses 4:11-12)
Controle su lengua. La crítica negativa sólo aumenta la presión para que el adicto trate de mejorar su comportamiento. (Proverbios 16:21)
Acepte el hecho innegable de que es un adicto. Enfréntelo con amor. (Efesios 4:15)
Cancele su resentimiento. El resentimiento produce amargura. (Hebreos 12:15)
“Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol”. (Eclesiastés 8:15)
Lucas 10:38–42
Elimine la idea de que trabajar día y noche es sacrificial y espiritual. (Salmos 127:2)
Diariamente escriba una lista de sus asuntos pendientes, de preferencia la noche anterior. (Lucas 14:28)
Haga una lista de sus prioridades en orden de importancia. (Proverbios 21:5)
Establezca un tiempo definido para iniciar y terminar cada tarea. (Eclesiastés 3:1)
Elimine la política de puertas abiertas. (Mateo 14:23)
Aparte tiempo definido para su familia, amigos y para usted. (Proverbios 14:22)
Decida firmemente vivir bajo la gracia, no bajo la ley (Gálatas 4:8–9)
Libérese del peso de la culpa. (Hebreos 10:22)
Elimine su necesidad de agradar a otros y céntrese en agradar a Dios. (Gálatas 1:10)
Dedique más tiempo a descansar, a relajarse y a tener comunión con el Señor. (Eclesiastés 2:23)
Decida ser totalmente honesto acerca de sus emociones y muéstrese vulnerable ante otros. (Proverbios 23:23)
Obedezca la ley del amor y no la del temor. (1 Juan 4:16–18)
Mantenga su sentido de importancia y satisfaga su necesidad de seguridad buscando su identidad en Cristo. (Gálatas 2:20)
La ambición no siempre es negativa y puede deberse a dos motivos:1
Un deseo humilde de alcanzar un fin determinado
Un deseo egoísta de alcanzar un rango más alto, fama o poder
El deseo positivo de trabajar no es egoísta. Se basa en el:
deseo de servir a otros
deseo de cumplir las responsabilidades de mi trabajo
deseo de alcanzar un mayor bien
deseo de cumplir el propósito de Dios en la vida
La adicción negativa al trabajo es egoísta. Se basa en la
compulsión de hacer todo perfectamente
compulsión de parecer mejor que los demás
compulsión de obtener logros personales
compulsión de cumplir mi propósito personal
“Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”.(1 Pedro 5:5)
La prosperidad:
Estrategias para el éxito
Propósito para vivir:
Cómo establecer sus prioridades
Su valor personal:
Una cuestión de visión
El estrés:
Cómo impedir un colapso nervioso
Administración del tiempo:
Cómo sacar el máximo provecho de cada minuto
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ESPERANZA PARA EL CORAZÓN
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1. Robert Heavner, Great Aspirations: How Ambitious Should a Christian Be? “Grandes aspiraciones: ¿Qué tan ambicioso debe ser un cristiano?” Discipleship Journal, julio/agosto 1988.
2. Para esta sección vea Frank Minirth et al., The Workaholic and His Family: An Inside Look, “El adicto al trabajo y su familia: Un vistazo íntimo” (Grand Rapids: Baker, 1981), 29-31, 59-64.
3. Para esta sección vea Minirth et al., The Workaholic and His Family, “El adicto al trabajo y su familia: Un vistazo íntimo”, 137-159.
Todas las citas están tomadas de la Versión Reina Valera Revisión 1960. © 1988 Sociedades Bíblicas Unidas Todos los derechos reservados.
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