“Adán, Eva, ¿dónde estáis?” La penetrante voz de Dios se escuchó en el aire de la tarde, confrontando a las dos temblorosas personas que se escondían entre los árboles con el corazón latiéndoles fuertemente. Pocas horas antes, todo era perfecto y apacible, pero ellos decidieron comer del fruto prohibido y todo cambió bruscamente. Ellos sabían que habían desobedecido a Dios al desafiar su autoridad. Ahora se encogían temerosos a medida que la voz se acercaba.
Cuando salieron de su escondite, ¿cómo enfrentó Dios a la pareja? ¡Las cosas pudieron haber sido tan distintas! Él creó al primer hombre y mujer en un lugar perfecto, donde él llenaría todas sus necesidades. ¡Si tan sólo hubieran obedecido! Debido a su fatal decisión, ellos perdieron lo que Dios había planeado darles. Ahora, ¿qué iba a decirles? ¿Qué haría con ellos?
Mientras la pareja se escondía atemorizada, Dios hizo varias preguntas: “¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?” (Génesis 3:11) ¡Como si el Señor no lo supiera! Adán trató de justificarse culpando a Eva: “Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí”. (Génesis 3:12)
El Señor se dirigió a Eva: “Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho?” ¿Sería posible que Dios no lo supiera? Por supuesto que él sabía lo que habían hecho. Hizo la pregunta para ayudarla a confesar su falta. A su vez, Eva culpó a la serpiente: “Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí”. (Génesis 3:12-13)
1. El estilo pasivo:
Consiste en confrontar en forma indirecta usando el silencio o un lenguaje indefinido para comunicar nuestras necesidades y deseos.
impide la interacción directa debido al temor
espera que otros adivinen lo que quiere
2. El estilo agresivo:
Consiste en confrontar atacando abiertamente el carácter de la otra persona con objeto de adquirir poder.
utiliza las amenazas e intimidación para que otros satisfagan sus necesidades a cualquier costo
se siente con derecho a violar los derechos de los demás
3. El estilo pasivo-agresivo:
Consiste en confrontar emboscando encubiertamente a la otra persona como resultado de un juego de poder.
utiliza el sarcasmo y la crítica en lugar de usar un lenguaje directo y específico
trata de desquitarse más tarde y cobrarse las ofensas reales o percibidas
4. El estilo asertivo:
Consiste en confrontar expresando directamente la verdad de que es necesario realizar cambios positivos.
utiliza un lenguaje directo y específico para expresar la información verdadera
enfrenta directamente, de tal forma que expresa consideración por las opiniones y sentimientos de los demás
“En los labios del prudente se halla sabiduría; mas la vara es para las espaldas del falto de cordura”. (Proverbios 10:13)
Cuando usted no es la persona indicada (Proverbios 26:17)
Cuando no es el momento correcto para hacerlo (Eclesiastés 3:1, 7)
Cuando desconoce los hechos (Proverbios 18:13)
Cuando es mejor dejar pasar la ofensa (Proverbios 10:12)
Cuando su motivación es hacer valer sus derechos y no beneficiar a la otra persona (Filipenses 2:3–4)
Cuando desea vengarse (Romanos 12:17)
Cuando las consecuencias de la confrontación son peores que la ofensa (Proverbios 17:1)
Cuando la persona a quien va a confrontar tiene fama de ser necia y contenciosa (2 Timoteo 2:23–24)
Cuando un incrédulo se beneficia si usted cede sus derechos (1 Pedro 2:19, 21)
Cuando la confrontación será ineficaz y la reacción severa (Proverbios 9:7)
“Al que responde palabra antes de oír, le es fatuidad y oprobio”. (Proverbios 18:13)
Cuando alguien está en peligro (Proverbios 24:11–12)
Cuando una relación está amenazada (Filipenses 4:2–3)
Cuando existe división dentro del grupo (1 Corintios 1:10)
Cuando alguien ha pecado contra usted (Mateo 18:15)
Cuando usted es el ofendido (Efesios 4:2–3)
Cuando alguien es sorprendido en un pecado (Ezequiel 3:18)
Cuando otros son los ofendidos (Gálatas 2:11–13)
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. (Filipenses 4:13)
“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”. (Gálatas 6:1–2)
Mateo 18:15–17
Empiece con una declaración positiva y un elogio sincero.
“Me interesa conservar nuestra relación. Aprecio mucho tu (mencione una cualidad de su carácter)”.
Describa el comportamiento inaceptable y cómo le afectó a usted.
“Las últimas tres veces que debíamos salir a las 8:45, tú llegaste tarde y no salimos sino hasta después de las 9:00. La verdad es que llegar tarde no sólo me hace sentir mal, sino que es una falta de respeto”.
Exprese sus expectativas.
“Me gustaría mucho que nos fuéramos juntos. No importa lo que tú decidas hacer, yo he decidido que voy a ser puntual de aquí en adelante”.
Comunique las consecuencias junto con un plan de rendir cuentas.
“Para poder llegar a tiempo la semana próxima, debemos salir a las 8:45. Si no estás aquí para esa hora, me iré sin ti. Sin embargo, me gustaría mucho que nos fuéramos juntos”.
Tal vez usted sea el agente de Dios para ayudar a su amigo a que cambie y madure y se parezca a Cristo. Al mostrar interés genuino para confrontarlo, Dios puede usarlo a usted para animar y apoyar a distintos seres queridos para que superen los hábitos que los esclavizan y separan de los demás. En ocasiones usted será el enviado de Dios para intervenir directamente en la vida de los creyentes que se han descarriado de la verdad y están atrapados por el pecado.
“Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados”. (Santiago 5:19–20)
Si no hay cambio después de varios intentos de confrontar a alguien que evidentemente está mal, no continúe haciéndolo. La Biblia dice: “Sacúdete el polvo de tus pies”.
“Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies”. (Mateo 10:14)
La comunicación:
El meollo del asunto
Cómo resolver los conflictos:
Solucionando los problemas con otros
La crítica:
Anime, no critique
La reconciliación:
Restaurando las relaciones rotas
El rechazo:
Sanando al corazón herido
Si desea más información, llame al 1-800-488-HOPE (4673) o visite www.hopefortheheart.org
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Nuestros representantes le atenderán con gusto.
1. John Nieder y Thomas M. Thompson, Forgive & Love Again: Healing Wounded Relationships, “Perdone y ame de nuevo: Cómo sanar las relaciones heridas” (Eugene, OR: Harvest House, 1991), 156–60.
Todas las citas están tomadas de la Versión Reina Valera Revisión 1960. © 1988 Sociedades Bíblicas Unidas Todos los derechos reservados.
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