Había una vez, un sapo que vivía en un bosque encantado, pero él se sentía miserable. Su destino era permanecer en el estanque lodoso. Finalmente, un día logró que una bella princesa se acercara y lo besara. En un abrir y cerrar de ojos, el infeliz sapo se convirtió en un apuesto príncipe. Después, se casaron y vivieron felices para siempre.
Tal vez usted piense que la vida es como este cuento de hadas. Sin embargo, si usted lleva un noviazgo serio o está considerando casarse, es tiempo de hacer una distinción entre la fantasía y la realidad. Es verdad que el matrimonio es una relación hermosa, ordenada por Dios, una relación en la que se demuestran el amor y sacrificio mutuos, una relación que debería durar toda la vida.
Sin embargo, si creemos que el matrimonio satisface todas nuestras necesidades, y que milagrosamente convertiremos a nuestro cónyuge en príncipe o en princesa, estamos viviendo en la isla de la fantasía. La palabra de Dios nos exhorta a ser sabios y a fijarnos muy bien en lo que hacemos. Debemos reflexionar en esto cuando estemos eligiendo una pareja ¡para toda la vida!
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23)
Dios diseñó el matrimonio para que fuera una relación comprometida entre un hombre y una mujer—una unión sagrada, santificada y de amor mutuo que durara toda la vida y estableció las siguientes condiciones:
Buscar exclusivamente una persona del sexo opuesto para casarse.
“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él… Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre”. (Génesis 2:18, 22)
Abandonar la dependencia de los padres.
“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre…” (Génesis 2:24)
Unirse con la persona legalmente.
“y se unirá a su mujer”. (Génesis 2:24)
Vivir juntos y llegar a ser uno en el aspecto sexual.
“…y serán una sola carne”. (Génesis 2:24)
Amar al cónyuge durante toda la vida.
“Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”. (Marcos 10:9)
Pensar que la pasión sexual es amor auténtico
Pensar que el romance será el motor del matrimonio
Pensar que el matrimonio resolverá mis problemas personales
Pensar que desaparecerán las diferencias religiosas
Pensar que habrá completo acuerdo en cuanto a cómo administrar el hogar
Pensar que la comunicación entre los dos se dará natural y automáticamente
Pensar que mi cónyuge siempre me va a defender
Pensar que siempre seré la prioridad número uno de mi cónyuge
Pensar que puedo cambiar la conducta negativa de mi pareja después de casados
Pensar que mi familia política me va a aceptar a mí y a nuestro matrimonio
“Buscáis mucho, y halláis poco”. (Hageo 1:9)
Entregaremos nuestras vidas a Jesucristo y nos someteremos a su control. (Lucas 9:23)
Entregaremos nuestros cuerpos el uno al otro y nos comprometemos a ser fieles en lo sexual. (Hebreos 13:4)
Entregaremos nuestras finanzas a Dios y nos comprometemos a honrarle con nuestros diezmos. (Malaquías 3:10)
Nos comprometemos a no irnos a dormir si estamos enojados con el otro. (Efesios 4:26)
Nos comprometemos a cultivar una relación más profunda con el Señor. (Hebreos 10:22–23)
“Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo”. (Filipenses 1:9–10)
1 Corintios 13:4–7
Acordamos establecer un tiempo para platicar cuando alguno de los dos esté enojado. (Proverbios 20:5)
Acordamos orar de manera individual antes de reunirnos a platicar. (Santiago 5:13, 16)
Acordamos no actuar con base en nuestros sentimientos de enojo. (Proverbios 29:11)
Acordamos tratar de entender la razón por la cual la otra persona está actuando de cierta manera. (Proverbios 19:8)
Acordamos aceptar las sugerencias de la otra persona en cuanto a cambiar nuestra forma de reaccionar. (Proverbios 22:3)
Acordamos perdonarnos completamente. (Efesios 4:32)
Decidimos no volver a tratar el mismo tema una y otra vez
Decidimos no mencionarlo más.
Decidimos no contarlo a otros.
Acordamos buscar a un mediador sabio que sea objetivo si no llegamos a un acuerdo entre nosotros dos. (Proverbios 15:22)
Aunque su prometido tenga muchas cualidades positivas, usted necesita ser realista respecto a las implicaciones a largo plazo de casarse con un no creyente. Si usted se une a él en matrimonio…
él va hacia las tinieblas, ¿hacia dónde irá usted?
él va hacia la muerte, ¿hacia dónde irá usted?
él va hacia la destrucción, ¿hacia dónde irá usted?
La Biblia dice, “Salgan de en medio de ellos, y apártense”.
“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?… Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré” (2 Corintios 6:14–15, 17)
La comunicación:
El meollo del asunto
El noviazgo:
Aprendiendo a esperar
Fomentando la cercanía:
Aprendiendo el lenguaje del amor
El matrimonio:
Para bien o para mal
Integridad sexual:
Las decisiones y desafíos de la pasión sexual
La sumisión:
Cómo sujetarse con un espíritu fortalecido
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Muy útil! muchas gracias! Dios les siga dando sabiduría.
es indispensable, conocer y hacer conocer a la juventud
Gracias por dejarnos tu cometario! Eddy te recordamos que puedes seguir escuchándo a Jeffrey de León! Bendiciones!!….
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