Imagine que usted se encuentra sentado al lado de la cama de alguien a quien ama entrañablemente… alguien que padece una enfermedad incurable. ¿Qué sucede cuando enfrenta la disyuntiva de tener que tomar una decisión médica, una decisión trascendente con implicaciones morales?
¿Es válido decidir que muera el ser querido que está sufriendo debido a las circunstancias? ¿Cuál es la perspectiva adecuada para tomar la decisión correcta? ¿Cómo puede estar seguro de que está tomando la decisión correcta en medio de una crisis clínica?
Cuando las respuestas a estas preguntas parecen confusas, usted necesita saber a dónde recurrir. La Biblia dice qué hace que la vida sea valiosa. La sabiduría de la palabra de Dios le guiará a tomar decisiones respecto al fin de la vida, decisiones que en verdad sean correctas y dignas.
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. (Santiago 1:5)
El avance de la tecnología médica
Preocupación externa—“¡La gente vivirá más tiempo!”
Preocupación personal—“Temo que se prolongue la hora de mi muerte”.
Incremento en los costos de la salud
Preocupación externa—“El tratamiento médico es demasiado caro”.
Preocupación personal—“Temo ser una carga económica para los demás”.
Cambio: antes el doctor decidía, hoy el paciente invoca sus derechos
Preocupación externa—“Los doctores son restrictivos en cuanto a la muerte”.
Preocupación personal—“No podré ejercer mis derechos sobre mi vida o muerte”.
Mercadeo masivo de la ética situacional
Preocupación externa— “Los viejos son improductivos”.
Preocupación personal—“Temo ser demasiado dependiente de los demás”.
“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado”.(Eclesiastés 3:1–2)
Pregunta: “¿Cuál es la posición bíblica respecto a la eutanasia?”
Respuesta: Uno de los diez mandamientos de la Biblia dice: “No matarás”. (Éxodo 20:13)
Pregunta: “¿No es la eutanasia una elección personal?”
Respuesta: No. La eutanasia involucra la participación activa y asistencia de al menos otra persona.
“Libra a los que son llevados a la muerte; salva a los que están en peligro de muerte”. (Proverbios 24:11)
“Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas”. (Salmos 139:16)
Job 2:3–10
Sométase a la perspectiva de Dios respecto al valor de la vida. (Deuteronomio 30:19)
Acepte el papel positivo del dolor y las aflicciones en la vida. (2 Corintios 1:5)
Notifique a un miembro de su familia sabio, a un pastor, un médico o un amigo cristiano respetable que se interese por usted, que necesita que ore por usted pidiendo dirección divina para tomar decisiones correctas. (Proverbios 16:20)
Tome en consideración todas las opciones, especialmente la alternativa de un hospital o asilo. (1 Timoteo 5:8)
Intente consultar con los expertos en el manejo del dolor. (Santiago 1:5)
Decida si está tomando el lugar de Dios al apresurar o posponer la hora de su muerte. (Deuteronomio 32:39)
Acérquese a Dios confiando en su soberanía sobre todas las circunstancias. (Salmos 135:6)
Deténgase a escuchar la voz de Dios que habla a su corazón y le guía en sus decisiones. (Isaías 30:20–21)
Cuando un amigo o familiar se enfrenta a la muerte, tenga el valor de hablarle de su ¡salvación eterna!
Primero consagre a Dios el tiempo que tendrá para hablar con la persona.
Empiece la conversación con amabilidad y hable de los asuntos espirituales.
Analice qué es lo más importante que la persona debe saber.
Dependa del Espíritu Santo para que le dé las palabras correctas en el tiempo adecuado.
Asegúrele al enfermo que Dios le ama.
Déle oportunidad de aceptar a Cristo.
Confíe en que Dios dará el resultado final.
“Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará”.(Salmos 37:5)
El amor por su madre debe ser de gran consuelo para ella. Pero amarla no quiere decir que usted tiene derecho a matarla. La Biblia describe al amor como la protección natural del ser amado. Por amor debemos preservar y proteger a nuestros seres queridos de la muerte prematura.
“[El amor] todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. (1 Corintios 13:7)
En ocasiones se mantiene vivo a un paciente por medio de procedimientos mecánicos o artificiales. Esos métodos reemplazan las funciones vitales del organismo tales como la respiración o el ritmo cardíaco. Asimismo, sirven sólo para posponer el momento de la muerte. En ese caso, desconectar un aparato mecánico o artificial no es eutanasia, porque sólo se da libre curso a la muerte natural e inevitable. Dios ha determinado el número de nuestros días, cuyo límite no podemos traspasar.
“Ciertamente sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti; le pusiste límites, de los cuales no pasará”. (Job 14:5)
Las enfermedades crónicas:
Cómo tener la paz de Dios en medio del dolor
La muerte:
La puerta a su destino eterno
La maldad y el sufrimiento. ¿Por qué?:
¿Es Dios justo?
La esperanza:
El ancla del alma
El suicidio:
Cuando parece que no hay esperanza
Enfermedades fatales:
¿Cómo puedo resignarme?
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