Una de las historias más impactantes de la Biblia y que podemos aplicar para la juventud de estos días es la del ejército de Gedeón. Este ejército tenía características que lo diferenciaba de los demás.
Al principio de la historia (Jueces 7) relata que el total de los soldados de Gedeón era de 32.000. Dios conocía el corazón de todo el ejército como conoce el corazón de todos los jóvenes.
Dios vio la guerra que estaba por suceder como una oportunidad para mostrar su poder al pueblo de Israel. Ellos dependían de sus propias fuerzas y habilidades. Muchas veces tememos a lo que Dios pueda demandar de nosotros porque nos damos cuenta de que no estamos listos para depender de Él al cien por ciento. En la guerra relatada en Jueces, Dios se deshizo de todos los que temieron, el total fue de 22.000 soldados. Quedaron 10.000 soldados y Gedeón se vio un poco preocupado porque dos tercios de su ejército lo había abandonado. Aun así, Dios identificó el corazón de los verdaderos guerreros y limpió el ejército utilizando sólo a 300 para derrotar a los madianitas.
Dios busca a jóvenes dispuestos a ser parte de su ejército, pero quiere que dependan de Él y que no tengan temor. Muchas veces nos sentimos solos y pensamos que nadie nos quiere apoyar. Quizás seas uno de estos jóvenes con grandes sueños pero la tercera parte de tu grupo de jóvenes no entiende tu visión. Es importante entender que no todos los que están en nuestro ejército tienen las características necesarias para pertenecer al ejército de Dios. En todos los grupos siempre hay jóvenes que son los que llevan acabo el trabajo de todos los demás. Lo ideal sería que todos trabajaran y pelearan igual pero siempre son muchos los llamados y poco los escogidos.
¿Qué había en estos 300 soldados?
1. No tenían temor: El temor es la puerta a la derrota. El enemigo siempre nos quiere hacer creer que no podemos cumplir con nuestra misión.
2. Fueron fieles: No siguieron a los 22.000, creían en su líder y en Dios
3. Tomaron del agua del río: llevando el agua con su mano a la boca y lamiendo como lame el perro. Esto nos enseña que estaban sedientos y tomaron del río. Del río de Dios fluye agua espiritual. Los soldados verdaderos que tienen sed de Dios toman del río hasta saciarce sin importarles si se mojan toda su ropa. Hay otros soldados que toman del río sorbos del agua espiritual y no saciándose completamente.
4. Alerta: El hecho de que no se arrodillaron con las dos rodillas como los demás soldados muestra de que tenían entrenamiento militar. Si el enemigo atacara mientras tomaban el agua ellos estaban listos para pelear.
Dios les dio la victoria a los 300 soldados y el enemigo fue confundido y se mataron unos a otros. Los otros 29.000 soldados no pudieron tener la experiencia de la victoria. Dios tiene sus ojos puestos en los soldados que deciden ser diferentes a los demás. El dará la victoria a los pocos que decidan ser diferentes. Te animo a que seas uno de los pocos soldados especiales del Señor.
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